martes, 22 de septiembre de 2009

Mujeres taxistas


“Soy taxista y me siento muy bien con mi trabajo”.
Consuelo Díaz Ramírez es una mujer de 40 años de edad, casada, tiene tres hijos: Édgar Mauricio de 14 años, Karen del Rocío de 12 y Samuel Jaret de seis años.
Doña Consuelo, como es conocida entre sus compañeros, es un claro ejemplo de cómo las mujeres día con día se ocupan en aquellos oficios que tradicionalmente eran realizados por hombres.
Mujer taxista desde hace ocho años; actualmente trabaja en el sitio de Radio Taxis Los Ancianos, en el mercado de ese nombre, el cual está integrado por 25 trabajadores del volante, dos de ellos son mujeres: doña Consuelo y doña Chabelita. Comenta que en la terminal de autobuses de la línea OCC y en el grupo Quálitas hay dos compañeras más en taxi.
De acuerdo con información proporcionada por la Dirección de Transporte del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, en la ciudad capital circulan entre tres mil 300 y tres mil 500 unidades de transporte del servicio público en su modalidad de taxi. Dentro de ese universo, hay alrededor de 20 mujeres taxistas.
Es a raíz de una necesidad económica que doña Consuelo decide entrarle a la ‘ruleteada’. Egresada de la carrera de odontología, ejerció por algún tiempo, pero el nacimiento prematuro de su hijo más pequeño la obligó a renunciar a su trabajo. En consecuencia, la economía familiar disminuyó. Fue entonces cuando se le presentó la oportunidad: uno de sus sobrinos la apoyó para emplacar un carro y trabajarlo como ella dispusiera, con absoluta libertad.
Una gran oportunidad, pues a diferencia de un/a trabajador/a asalariado/a, doña Consuelo no tiene que pagar la famosa ‘cuenta’ del día ni tiene restricciones en cuanto al horario laboral. Ella dispone de su dinero y su tiempo.
“El carro es mío, entonces eso hace que las cosas se me hagan más fácil, pero una persona asalariada es un poco más difícil porque tiene que entregar una cuenta, es más rápida su actividad y es un poquito más difícil el desarrollo del trabajo”.
Pero, en contraparte, sí paga por la renta de la concesión; estamos hablando de tres mil 500 pesos mensuales.
Con el apoyo de su pareja, quien se dedica a la tipografía, doña Consuelo abordó su unidad, con el número económico 2221, y empezó su transitar por las calles de la ciudad atrás de un volante.
Sin embargo, su ingreso no fue fácil, quienes serían sus compañeros no vieron con buenos ojos su incursión en el transporte público. “Cuando entré había mucho rechazo, nos gritaban que nos quedáramos en nuestra casa, que ahí era nuestro lugar. Pero como ellos han provocado muchos accidentes, mucho abuso de confianza con el pasaje, nosotras hemos tenido más aceptación porque nos tienen más confianza”.
Ahora, el panorama es distinto, sus compañeros ya la aceptan, la relación de trabajo es bastante buena, incluso la estiman, y le ayudan a subir las cosas del pasajero a su taxi.
Muy amable y siempre con una sonrisa en la boca, doña Consuelo me relató su historia. De hecho, tuve la suerte de acompañarla mientras trasladaba un pasaje a la colonia Los Manguitos. Durante el trayecto del Mercado de Los Ancianos a dicha colonia, ella me contó parte de su vida:
“Un día normal para mí, yo me levanto a las cinco de la mañana, me pongo a hacer café, preparo la comida para la tarde, el desayuno lo prepara mi hijo (más grande), y me voy al trabajo; regreso a las nueve de la mañana para desayunar con mi hijo más chico y me retiro a mi trabajo otra vez. Cuando es tiempo de clases regreso 20 para la una de la tarde para recoger en la escuela a Samuel (primero) y a Rocío (después); me quedo comiendo en la casa y regreso a trabajar, hasta las cuatro de la tarde cuando entrego a mi compañero. De regreso a la casa hago las actividades de ama de casa, que es lavar trastes, planchar o lavar ropa”.
Doña Consuelo reconoce que como mujer “es muy pesada” la doble o triple jornada que puede llegar a tener: esposa, madre, ama de casa y taxista. “Llega un momento en que realmente ya no quieres nada, llegas muy cansada, pero la satisfacción que tienes de que mañana puedes tener algo (una solvencia económica) y descansar, eso te hace levantar más temprano y volver a empezar”.
Le gusta ser taxista “porque económicamente vivo muy bien y puedo tener algunos privilegios que muchas personas no tienen, en este caso, comprarme las cosas que yo quiera, llevar a mis hijos donde yo pueda llevarlos y más que nada poder ahorrar. Así como mis padres trabajaron y ahorraron para poder tener una solvencia económica, yo quisiera tener una vejez como la tienen ellos. Porque acá realmente sí se gana bien, estoy ganando aproximadamente, póngale bajito, bajito, 200 pesos diarios, serían seis mil pesos mensuales, que ninguna empresa se los da. Puede usted tomar sus tiempos, dedicarle tiempo a sus hijos y, en determinado momento, tiempo a su pareja”.
Al día, regularmente, hace de 20 a 30 viajes en su turno, dependiendo la velocidad. Y si le va muy bien puede obtener hasta 900 pesos diarios, como los días de clases, días festivos y días de quincena. “Nuestra ventaja como mujeres es que no comemos en la calle ni tenemos ‘amigos’, no tenemos vicios”.
Según doña Consuelo, en el oficio de taxista tienen más posibilidades las mujeres que los hombres porque son “menos corruptas” y dan un “mejor servicio”. “A veces nuestros compañeros se quejan, pero nos eligen más; en la base nos eligen más por la confianza y porque no nos quedamos con las cosas, cuando a algún pasaje se le olvida algo, lo guardamos y lo devolvemos”.
“En mi caso, he sido más amable, un poco más justa en los cobros del pasaje, la gente me elige, he tenido bastante aceptación con el pasaje, y la verdad es bien divertido porque aparte de que nos echamos un taquito de ojo, también podemos compartir experiencias con lo que es la cocina, con las señoras que vienen acá, amas de casa. Nos cuentan algunos problemas, podemos aconsejarlas, hay muchas cosas que hemos aprendido tanto ellos como nosotros”.
- ¿Cómo está eso del ‘taquito de ojo’?
- El taquito de ojo es que a veces se sube un pasaje bien guapo y, bueno, también nosotras le damos ahí una miradita, de una manera que siento que es muy normal, la belleza existe y siento que admirarla no es pecado.
- En sus ocho años como taxista, ¿ha sido alguna vez víctima de asalto?
- Esa pregunta me la han hecho muchas personas, y realmente le doy gracias a Dios porque ahora sí sé que existe, yo llego a una iglesia cristiana y regularmente le suplico al señor que me guarde y yo he tenido una bendición tan grande que todos mis pasajes, todos, sin excepción de nombre, aunque los he subido tomados, a mí nadie me ha faltado el respeto, al contrario, la última vez que llevé a una persona tomada, me invitó un refresco. Fue una experiencia muy bonita porque pude hablar con él, me contó de la situación del por qué estaba tomando. Es una experiencia bastante bonita poder aconsejar a aquellas personas que en determinado momento andan perdidos por un vicio. En ocasiones también llevé muchachas que se drogan, eran de una banda, sin embargo me dijeron ‘doña consuelo, que Dios la bendiga’. Nunca me ha pasado nada y le doy gracias a Dios por ello. No se han querido pasar de listos conmigo, se ha visto que hay asaltos, abusos, pero en mi caso no, durante todo este tiempo de trabajo nadie ha abusado de mí.
Sí, se ven experiencias bastante tremendas, pero nosotros/as como taxistas tenemos que también ser muy discretos/as, como las secretarias.
Es muy bonito, a mí mi trabajo me encanta porque puedo conocer muchas personas, me relaciono con mucha gente, he conocido mucha gente aquí que me ha apoyado, y me siento muy bien con mi trabajo.
- ¿Por qué cree que se da esta relación entre taxista y pasajero?
- Sinceramente se da esto porque hay esa especie de confianza, pero a la vez también tienen ese desahogo. Por ejemplo, si usted confía en un amigo, tiene esa duda de que lo vaya ir a contar, pero a un taxista nunca lo va a volver a ver. Todo mundo se confiesa, y si no se confiesa cuando menos platicamos del ambiente, platicamos de esta gripa (refiriéndose a la situación actual que vive el país por el virus de la influenza humana).
- Pero, habrá personas también a quienes no les guste conversar.
- Sí, sí hay, pero me las pongo como reto porque de esas personas se aprende mucho, si ellas están calladas es porque algo esconden y no tienen esa confianza, pero cuando usted les da confianza y puede transmitir ese amor a sus semejantes, ellos se abren completamente y pueden decirle lo que ellos traen escondido, porque realmente cada persona trae un problema, un problema muy grande y una tristeza, que a veces es familiar, a veces económico. Pero realmente, cada persona que sube trae algo nuevo para nosotros/as y nosotros/as aprendemos mucho de cada uno de ellos. Yo he aprendido mucho.
- ¿Accidentes, ha tenido?
- Gracias a Dios ni uno, durante 20 años de manejo y ocho de taxista.
De hecho destaca que esta es otra de las razones por la que eligen más a las mujeres, porque son más cuidadosas al momento de conducir. “Tengo mucha precaución porque cuido mucho mi pasaje, porque ellos no tienen ninguna necesidad de que queden aplastados ahí por un accidente”.
En este momento, doña Consuelo hace una pausa para preguntar al pasaje que trasladaba si subía en determinada calle y la usuaria le respondió que hasta la siguiente.
Entonces, remata: “He tenido el privilegio de que me eligen, a lo mejor porque les caigo bien o simplemente porque les doy un buen servicio”.
Una vez llegado al destino, la colonia Los Manguitos, doña Consuelo saca de la cajuela las cosas del pasaje, cobra 30 pesos por el servicio y partimos de regreso a la base de Radio Taxis Los Ancianos.
Aprovecho el momento para preguntarle si como integrante de un sitio de radio taxis tiene algún tipo de derechos. “No tenemos derechos en el sitio, tenemos un seguro que se paga por medio de una empresa, por ejemplo, esta empresa es de Quálitas o AXA, tengo asegurado este carro, la empresa paga los beneficios del pasajero, mío y de mi carro”.
A punto de concluir la charla, doña Consuelo apunta que sus hijos están orgullosos de ella, incluso a su hija le gusta su actividad, al grado de haberle dicho que cuando sea grande, además de seguir estudiando, va a ser taxista, y pues “ya sabe manejar, yo les he enseñado”.
- ¿Cuál es su meta, hasta cuándo piensa dedicarse a este oficio?
- Mi meta es esta: yo pertenezco a una sociedad cooperativa, o sea, ya soy socia, y mi meta es emplacar, o sea, que el gobierno me considere una persona de lucha y que me dé mi juego de placas, y que no nada más a mí sino a mis compañeros que están luchando conmigo, porque hay personas ya grandes que han estado en este trabajo y no les han dado nada, les dan a los ‘pulpos’, a los que tienen más dinero, y a la persona trabajadora no se le ha dado.
Entonces mi meta es eso, salir emplacada, que el gobierno se fije en nosotros, que somos gente de trabajo, que nos dé la oportunidad también de tener nuestra concesión para ya no rentar, porque yo rento una concesión y el costo de una concesión son tres mil 500 mensuales, y si usted no paga a tiempo el concesionado es bastante estricto, nos recoge las placas y nosotros nos quedamos sin trabajo, así que nosotros tenemos que trabajar para pode pagar nuestra renta a tiempo; vivimos bajo esa tensión de que el concesionado nos va a recoger la concesión y nuestro carro va a quedar parado.
Finalmente, doña Consuelo asegura que en la actualidad “ya no estamos como para darnos tabúes, tener pena ni miedo, en este momento debemos apoyar a la persona que vive con nosotros, que es nuestro compañero, y debemos echarle muchas ganas porque nuestra familia en gran parte depende de nosotras”.
También dice que la mujer es “un poco más débil que el hombre”, pero precisa: “en el aspecto físico nada más, porque en lo espiritual somos más fuertes; yo considero que la mujer no debe ser cola, ni atrás ni adelante, a lado de un gran hombre hay una gran mujer. Entonces nosotras siempre debemos ser cabeza porque Dios nos ha hecho para que seamos algo fuerte, un ejemplo para nuestra familia, para la sociedad, y nos ha hechos especiales, somos madres de familia, eso es muy grande”.
“Hay mucha discriminación para la mujer, porque todavía no es aceptada en algunos medios; por ejemplo, la mujer a veces tiene que hacer más esfuerzo que el hombre, la mujer es maltratada también, está todavía bajo esa esclavitud; yo creo que es el momento de que nosotras como mujeres salgamos ¡ya!, ya no podemos quedarnos ahí sentadas”.
Al preguntarle sobre alguna anécdota que recordara en sus ocho años como taxista, no se le vino a la mente alguna, pero uno de sus compañeros del sitio narró la siguiente: “estaba ella sentada en su taxi y llegó uno y le dice: –señor, ¿cuánto me cob...-, y se quedó así (como congelado), porque no espera uno encontrar a una mujer taxista, y como el señor venía de atrás del taxi hacia adelante (no la había visto)”.
LA MAMÁ DEL AÑO
A diferencia de su compañera, doña Chabelita es asalariada, tiene que entregar la ‘cuenta’ del día y cumplir con un horario.
Este segundo caso es el de la señora Rosa Isabel Cruz Domínguez, de 47 años de edad, casada, tiene cinco hijos: Javier Antonio de 23 años, Celia Marisela de 19, Blanca Isabel de 18, Claudia Esmeralda de 17 y Salvador Antonio de 11 años.
Estudió comercio, es secretaria ejecutiva. Trabajó nueve años en un banco; luego tuvo tres embarazos seguidos, lo que le valió ser despedida. “Los jefes en el banco ya no te aceptan, cuando ya tuviste tu bebé te buscan para correrte, y en la primera liquidación que hubo me aventaron, estaba embarazada de la más chica. En ese tiempo, hace 17 años, no había tanto apoyo como ahorita para la mujer”.
Dejó de trabajar como ocho años y cuando retomó la actividad productiva ya no lo hizo ejerciendo su carrera, “ya no te aceptan por la edad, la mayoría de las secretarias son de 18 a 25 años; y yo creo que están mal, porque la edad que uno tiene ahorita es cuando es uno más responsable y es cuando menos nos aceptan en los trabajos, porque sí le he intentado”.
Hace un año, su esposo empezó a tener complicaciones en la salud: inflamación en el riñón; el doctor le recomendó reposo y que evitara trabajar en la mañana porque con el calor se le subía la presión. Esta situación hizo que doña Chabelita se convirtiera en la conductora del taxi con número económico 2364 del sitio Radio Taxis Los Ancianos. “Tenemos que sacar adelante a la familia. Por eso estamos aquí, batallando todos los días”.
Ella trabaja en la mañana y su marido cubre el turno de la noche. Su jornada laboral es de ocho de la mañana a cuatro o cinco de la tarde, de domingo a domingo, sin descanso.
“En la mañana me levanto a las seis, llevo a mi hija a la universidad, regreso a la casa, me baño, dejo el desayuno y me llevo al niño a la primaria. De ahí ya me pongo a trabajar hasta las cuatro o cinco de la tarde. Mi esposo hace de comer, él recoge a los de la mañana y lleva a las de la prepa en la tarde. Llegando a la casa, hago mi quehacer, si las niñas no pudieron lavar trastes, yo los lavo, a recoger la cocina, lavar mi ropa, todo lo que se hace, normal. Y en la noche yo voy a traer a las de la prepa. Nos repartimos responsabilidades”.
Sí es pesado combinar el oficio de trabajar detrás de un volante con las labores del hogar, “porque luego llego desfallecida, ya no quiero saber nada”.
Cuando se decidió por el oficio de taxista, en su primer día, su familia lo resintió. “Los primeros días que salí a trabajar, todos se quedaban preocupados, y mi hija la más chica sí se puso a llorar, me dijo ‘mamacita, que Dios te bendiga, cuídate’. Me fui triste, pero con valor. Poco a poco se han ido acostumbrando a este ritmo de vida, de que yo me voy a trabajar y siempre todos me echan la bendición”.
A doña Chabelita ya no le tocó lidiar con el rechazo de los compañeros varones cuando entró a ‘ruletear’. “Todos han sido muy amables conmigo, todos me respetan, me ayudan”. En cuanto al pasaje, “todo mundo me ha respetado, hombres y mujeres”.
“Los pasajeros me desean suerte y me dan ánimos, las propias señoras me dicen ‘felicidades señora porque se atreve a hacer cosas que no muchas podemos hacer; me da mucho orgullo que me digan eso. Y los varones igual, me dicen ‘señora, felicidades porque tiene usted agallas, porque yo que soy hombre le juro que no me subiría a un taxi”.
Doña Chabelita tiene que entregar diariamente una ‘cuenta’ de 170 pesos, más el tanque lleno de gasolina. “En un día flojo nada más sale para la cuenta y la gasolina”. Y a raíz de la alerta sanitaria por el virus de la influenza humana, “hubo un día que nada más saqué 80 pesos, me la pasé vuelta y vuelta, me acabé la gasolina y nada. Fue una semana completita que nos la vimos pero... Ahorita no está muy bueno el trabajo, está un poco bajo, pero a veces sí me quedan 100, 150, depende. Qué diera yo por tener mi concesión, rentamos placas. A ver si don Juan Sabines nos echa la mano y me consigue un carro y yo se lo voy pagando poco a poco”.
Por ser asalariada está esclavizada al taxi, pues la unidad en la que laboran ella y su esposo no es propia. “Porque cuando es de uno pues siquiera un día se puede descansar, pero aquí no, si descansas tienes que pagar la cuenta. De esto vivimos y no puede quedar parado (el carro)”.
Agrega también que es difícil ser mujer taxista porque hay muchos peligros, “no tanto que nos vayan a asaltar, sino que en el trayecto que lleva uno el pasaje, más los señores de los colectivos, se le avientan a uno, más si ven que eres una mujer, te quieren rebasar, se te meten; luego me hacen la parada y cuando vengo a ver, los amigos taxistas se clavan y me ganan el pasaje. Eso era al principio, ahora ya no tan fácilmente me dejo, ya agarré cayo”.
- ¿Ha tenido algún accidente?
- No, bendito Dios. Sólo que en una ocasión, un camión me tiró mi espejo, yo venía en la novena sur y pasó el número siete de Ocozocoautla, yo venía bien, él me rebasó, pasó muy duro, muy cerca de mí y me rompió el espejo que hasta la fecha, yo tuve que comprar mi espejo porque él no me lo quiso pagar.. Pero hasta ahí, eso es todo lo que me ha sucedido en el taxi”.
Doña Chabelita, una mujer muy alegre y optimista, cuenta que el ser taxista le permite, a la vez, ser “doctora corazón, enfermera, de todo”. Y nos relata cuatro casos que respaldan su aseveración:
“La vez pasada levanté a un señor que su esposa le había sido infiel, llore y llore, le empecé a hablar, ‘mejor cuide a sus hijos, no piense en ir a tomar’, y me escuchó el señor, gracias a Dios, lo llevé a su casa y me dijo ‘señora que Dios la bendiga, qué bueno que me regresó usted a mi casa.
“Otra señora que le quiso pegar a su mamá o no sé cómo estuvo la cosa, le dije ‘no, arrepiéntase porque a una madre no se le debe de levantar la mano’, ‘no, pero es que si usted la viera, se pone como loca’, ‘se ponga como se ponga mamacita’.
“En una ocasión, venía de los SECh y me hizo la parada un muchacho, pero me dio miedo porque (traía) sus uñas largas y negras, ora sí que el hábito no hace al monje, y ya empecé a platicar con el muchacho y le digo ‘oye, por qué vas así’, ‘es una moda señora, pero ni crea que soy malo’, dice. ‘Lo bueno que me levantó porque pasaron otros señores y nada más me quedaban viendo con unos ojotes y nadie que me levantaban’.
“Hay muchachas que van a la zona cero, me han hecho la parada y me dicen ‘no, disculpe’, le digo ‘a dónde ibas’, ‘es que yo trabajo...’, ‘no súbete, es mi trabajo, donde tú me digas yo te llevo; ay me fue contando su vida, que había quedado viuda, porque yo le pregunté por qué se había metido a eso, que se buscara otro trabajo; tiene tres hijos esa muchacha y me dijo que no podía trabajar en otra cosa porque no le alcanzaba lo que le pagaban en otro lado para mantener a tres niños”.
“No, si sucede de todo (en un taxi), es como para escribir un libro”.
- ¿Ha pensado dedicarse a otra cosa?
- Pues mire, yo ya fui, ora sí que, mil usos, porque fui taquera, fui cocinera y ahora soy taxista. Yo ya le probé de todo. Sé guisar muy rico, mi idea era poner una cocina económica, pero necesita uno capital y ahorita no contamos, tenemos muchos gastos con nuestros hijos en la escuela. Por el momento no piensa dejar de ser taxista, porque de eso vivimos”.
Además, dice gustosa, “mis hijos están muy orgullosos de mí, apenas hace como unos cuatro o cinco meses me gané un premio por la mamá del año; ellos me inscribieron a un concurso en la radiodifusora 720 AM”.
Doña Consuelo y doña Chabelita son dos mujeres afortunadas, pues en el tiempo que llevan de taxistas no han sido víctimas de la inseguridad ni han sido protagonistas de accidente alguno.
La voluntad de apoyar a sus parejas para sacar adelante a la familia hace que día con día estén detrás de un volante con la sonrisa a flor de piel.
Son mujeres luchonas, como muchas. Tuvieron valor para desafiar la realidad común del transporte público y lo tienen también ahora para levantar la mano y decir aquí estamos.

Papá soltero

Taxista de profesión. Papá soltero por convicción. Esta es la historia de vida de don Audón Gómez Tagua, hombre de 52 años de edad que tiene bajo su responsabilidad la crianza de sus tres hijos.
Hace 10 años, don Audón era empleado de gobierno. Desempeñaba una función que le absorbía prácticamente la mayor parte del día. Piensa que esa fue la razón que motivó a su entonces esposa a pedirle el divorcio. Ella también era burócrata.
Desde su separación conyugal en el 2003, su vida dio un giro de 360 grados. A diferencia de la mayoría de los casos de divorcio, don Audón se quedó con la custodia de sus tres hijos: los gemelos José Abel y Juan José, de 15 años de edad, y Audón Alejandro, de 10 años. Esto se dio así, por decisión de la madre.
“Yo trabajaba en gobierno, de ahí me divorcié y hasta hoy día hay vengo con mis hijos. Mi hijo me quedó muy pequeño, el que tiene 10 años ahorita, me quedó de cuatro años. Cuando me divorcié le preguntaron a la mamá si estaba dispuesta a dejar a sus hijos conmigo, ella dijo que ellos tomaron la decisión, o sea, nunca le importaron sus hijos. No peleó para nada la custodia.
“Esto es duro, es duro quedarse como papá soltero, sí es duro cómo me las arreglo en cuestión de ser papá y mamá. Pero yo me siento feliz con mis hijos, que se quedaron conmigo”.
Por conocidos, don Audón se ha enterado que su ex esposa dice que si lo abandonó fue “por irresponsable. ¿Irresponsable? Si fuera yo irresponsable no hubiera agarrado a mis hijos a mi cargo, porque no es un peso lo que se gasta para criar a los hijos”.
Por varios años, la mamá de los niños se desentendió de ellos.
“Durante un tiempo ella no tuvo hijos. No hubo ningún tipo de contacto. Nosotros llegamos a no tener ni para las tortillas, pasamos muchas cosas. En la escuela, mis hijos estaban estudiando, me decían que el director les pedía lo de la colegiatura, entonces llegaba yo a hablar con el maestro, -‘por favor director, le voy a pagar hasta el último peso pero dele clases a mis hijos’; siendo que en ese tiempo ella ganaba buen billete, pero preferimos morir de hambre, pasar lo que pasamos, pero no hacerle mención a ella, si ella nunca quiso”.
Es hasta hace poco que la mamá reaparece, intentando recuperar a sus hijos.
“Me quiso hacer un juicio en el DIF, me quiso quitar a mis hijos, fue a decir que como yo andaba borracheando, que los dejaba sin comer, abandonados, me metió un montón de cosas. Un abogado llamó a mis hijos y les preguntó si les pegaba, si les daba de comer, ellos dijeron que no les pegaba, que comían, que estaban estudiando y todo eso. Yo le dije al abogado que lo que la señora fue a decir no era cierto, la señora no le dijo que estamos divorciados, ella me firmó el divorcio donde me deja la custodia de mis hijos, ella lo aceptó. A raíz de eso ya no le hicieron caso a la señora cuando llegó otra vez, porque insistió”.
Luego, cuando la señora comenzó a buscar a sus hijos, ellos la rechazaron en un principio.
“Me decían: - pa’, ora no vamos a ir a clases. - ¿Por qué hijo? - No queremos ir. No me lo querían decir, pero yo me salía de trabajar y pasaba a la escuela a preguntar a los maestros cómo se portaban mis hijos, me dijeron: - es que viene una señora, entra, les habla, no le hacen caso y se esconden. A raíz de eso hablé con ellos, que me dijeran la verdad del por qué no querían ir a la escuela. - No pa’, es que está llegando la Lorena (porque así le dicen ellos, no le dicen mamá) a la escuela y no la queremos ver, ya se lo dijimos, pero llega”.
Entonces “hablo con el director, le explico mi situación: estoy divorciado, yo tengo la custodia de mis hijos, yo pago la colegiatura, así es que quiero que esta señora no entre, si usted cree garantizar la privacidad de mis hijos, si no los retiro de esta escuela y los pongo en otro lado; ahí fue que le cerraron las puertas a la señora”.
Sin embargo, ya a últimas fechas, la madre ha logrado entablar contacto con sus hijos.
“Últimamente es que le habla al niño (más pequeño) y salen juntos; en el escrito está que durante los 365 días del año ella puede pasar por sus hijos en su domicilio para sacarlos a pasear, desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche, así quedó estipulado en la demanda de divorcio”. Además, “yo sé que llega a las 11 a dejarle un refrigerio a la hora del recreo”.
Actualmente, don Audón es trabajador del volante, pertenece al sitio de taxis Diana Cazadora. A principios de 2007, por petición de sus hijos, renunció a su trabajo dentro del gobierno estatal para dedicarse al transporte público.
“Me pedían mis hijos que ya estuviera con ellos. A cada rato me decía mi hijo, uno de los gemelos, que yo renunciara porque ya no querían estar solos”.
Cada día, don Audón se levanta a las cinco de la mañana, lava trastes si quedaron de la noche anterior, da una barrida en la casa, saca la basura, prepara el desayuno de su hijo menor y alista la ropa de la escuela. A las siete de la mañana lo despierta, pues una hora después entra a la primaria. Al niño de 10 años lo deja en la escuela y a los gemelos en la estación del Heroico Cuerpo de Bomberos de Tuxtla Gutiérrez lado oriente, a donde asisten como voluntarios, en turno de 24x24. Posterior a eso, empieza la talacha en el taxi.
Cuando el reloj marca la una de la tarde va por su hijo al colegio, regresan a casa, comen y de ahí lo lleva un rato a casa de la abuela o se los encarga a los vecinos, mientras ruletea otro rato. Para de trabajar en el taxi hasta las seis de la tarde, regularmente.
Esta es la rutina de don Audón cuando sus hijos mayores están en la estación de bomberos. Pero cuando ellos están en su día libre, la cotidianidad varía un poco. En esos casos, después de dejar a su hijo menor en la escuela, va por los gemelos a la estación, regresan a su domicilio, preparan la comida, desayunan, “se va uno en el taxi (a trabajar) y con el otro quedamos haciendo el oficio de la casa, cuando regresa, se va el otro gemelo, y ahí lo llevamos”. Don Audón aprovecha esos días de “descanso” para convivir con su hijo más pequeño.
Así están organizados los cuatro varones de esta familia. “Así lo venimos haciendo y gracias a Dios creo que voy por un buen camino con mis hijos, porque lo que nunca llegamos a tener con esa persona (refiriéndose a la mamá), ahora somos felices”.
Al preguntarle su sentir sobre el hecho de que sus hijos gemelos hayan decidido entrar de voluntarios al Cuerpo de Bomberos, don Audón respondió que desde pequeños soñaban con eso. “Agarraban una garrafa de agua como de 20 litros, la llenaban, le metían una manguera, le prendían lumbre al periódico, jugaban que eran bomberos y que llegaban a apagar el fuego”.
Acepta que cada vez que los deja en la estación se queda preocupado, pero “ellos tomaron esa decisión, ellos quieren ser voluntarios”, entonces sólo puedo decirles “que dios los bendiga, échenle ganas, sean responsables”.
Compartiendo una anécdota familiar, don Audón relata: “una vez le di purga a uno (de los gemelos) y le hizo (efecto) al otro, entonces le tuve que dar al otro para que le hiciera (efecto a su hermano)”.
Finalmente, don Audón agradece a Dios por haberle dado la oportunidad de cuidar y criar a sus tres hijos, pues asegura estar “muy a gusto” con tenerlos consigo.
Y si bien sus hijos no le agradecen con palabras el acto de amor que tuvo para con ellos, lo hacen con demostraciones de afecto, pues “se me arriman, me abrazan y me besan”.
José Abel y Juan José entraron juntos como voluntarios al Heroico Cuerpo de Bomberos de Tuxtla Gutiérrez, en mayo del 2008. Ambos abandonaron sus estudios por incorporarse a las filas de los “tragahumos”. Sin embargo, podrían retomar la escuela porque la benemérita institución a la que pertenecen les brindará apoyo en ese sentido.
Los gemelos hablan de su participación como bomberos.
José Abel: “Me llamó mucho la atención, desde pequeños comenzábamos a hacer lumbres en mi casa y nosotros las apagábamos. De ahí, cuando supimos que había una oportunidad para entrar, pues no lo pensamos dos veces y aquí estamos.
“Nadie sabe si va a volver con su familia. En algún servicio de casa puede haber alguna explosión de gas y nadie sabe si puede sobrevivir.
“He participado en todos los servicios: pastizal, enjambre, fuga de gas, rescate de animal, casa incendiada, carro incendiado y rescate de personas. Cuando se está quemando una casa se está con el temor que puede haber un cilindro de gas y puede explotar. Cuando es un rescate de persona, uno se siente muy feliz porque la gente lo agradece”.
Juan José: “De repente me nació venir, porque un primo me había dicho que él está de voluntario. Me siento feliz, orgulloso, porque la gente nos ve como héroes. Lo que más me gusta es el peligro que hay, el riesgo, la adrenalina que corre en los servicios. Me gustaría agarrarlo de manera más formal, pero mis papás me dicen que lo piense porque es un peligro estar en esta corporación, por el riesgo que hay”.
Y sobre la relación que tienen con sus padres.
José Abel: “Nos llamó mucho la atención irnos con mi papá, estamos con él y nos sentimos más cómodos, salimos a pasear, todo el día nos la pasamos con él, (estamos) felices”. De la mamá: “De repente que salimos a verla a su casa o si no viene a la estación a vernos”.
Juan José: “La relación con mi papá es buena, nos llevamos bien, salimos a pasear, vamos a casa de mis tíos, de mis abuelitos. Vemos a mi mamá cuando vamos a casa de mi abuelita, a veces salimos a pasear con ella, es buena la relación. No me afectó mucho el divorcio de mis papás porque ya lo habían planeado, ya lo sabíamos nosotros también, poco a poco lo fuimos superando. Desde antes con mi papá teníamos buenas relaciones, nos llevábamos bien. Con mi mamá no era igual, siento más confianza con mi papá”.
En este mes de junio, una felicitación a todos los papás por ser pieza fundamental en el seno familiar, como proveedores de bienes y servicios, y como formadores de valores.
Y más allá de eso, un reconocimiento a aquellos padres que, como don Audón, hacen a un lado el orgullo, sortean dificultades y salen adelante como papás solteros, rompiendo esquemas tradicionales, pero no así, ese lazo filial que los une a sus hijos.Son ejemplo de responsabilidad, de lucha y de amor.

Cirugía plástica de nariz y senos


¿Te operarías para corregir algo de tu físico? Según el psicólogo Alejandro Meza Ojeda, casi un 95 por ciento respondería que sí.
Por vanidad o por salud, las cirugías plásticas están en auge en la entidad; sobre todo por lo primero.
Este boom que existe actualmente en Chiapas obedece principalmente al bombardeo televisivo sobre estos procedimientos quirúrgicos que provoca en las personas una elucubración mental: ‘si esas personas que aparecen ahí se lo pueden hacer, por qué yo no’.
Los seres humanos ponen énfasis en su apariencia física y para conseguir lo que quieren algunos acuden decididamente a quien puede resolver de manera radical lo que ellos perciben como un defecto: el cirujano plástico.
El especialista Mario César Paredes Zenteno confirma que las solicitudes de operación por razones estéticas han incrementado notablemente; en muchos casos porque las técnicas han mejorado y son más fáciles de realizar.
Anteriormente, en Latinoamérica, el procedimiento quirúrgico más frecuente era la cirugía de nariz. En la actualidad es el de aumento de senos, probablemente sea en un 60 por ciento el procedimiento más utilizado, en segundo lugar se ubican las lipoesculturas corporales y faciales, y luego las abdominoplastías (cirugía para remover el exceso de grasa acumulado en el estómago luego de haber dado a luz).
ESTEREOTIPOS, ACEPTACIÓN, AUTOESTIMA
Los estereotipos creados por los medios de comunicación generan evidentemente la necesidad de hacerse un cambio, explica el psicólogo Alejandro Meza Ojeda, fundador y presidente de la Agencia Latinoamericana para el Desarrollo Social desde la Perspectiva de Género, A.C.
Los modelos de mujeres que aparecen en televisión exigen en las representantes de ese género ciertas características sobre la forma y dimensiones de su cuerpo, de ahí la inquietud de arreglarse ya sea la nariz, el busto, las caderas, las manos, entre otras cosas, para verse más estéticas.
“Se vuelve una situación de mercadotecnia. Actualmente todos los comerciales ponen una rubia despampanante, casi anoréxica; explotan la imagen de la mujer, y en ese sentido pues muchas mujeres se han enganchado en ello; y para ser bien valoradas, físicamente hablando, piensan que deben de tener ciertas características”.
Asociado a lo anterior está el hecho de que las mujeres también recurren a la cirugía estética para agradar más a los hombres o a su pareja, en busca de una valoración y un reconocimiento que ellas no se dieron. “A lo mejor se casó con alguien que tenía fijación por unos pechos grandes y ella no los tenga tan grandes, y por lo tanto quiere hacer eso para que su pareja esté contenta”.
Igualmente está la cuestión de la autoestima, indica el experto. Cuando las mujeres no están contentas con ellas mismas y se descalifican por su físico. “Muchas mujeres dicen, lo he escuchado, que no les agrada el tamaño de pecho que tienen, otras dicen que están muy caderonas, siempre hay situaciones por las que no están conformes con ellas mismas, no se acaban de aceptar”.
En este caso se puede dar la frustración, al no aceptarnos tal como somos. De ahí que se busque mejorar y una opción es la cirugía estética. Cuando ésta se realiza hay un cambio sustancial en la autoestima de las mujeres, se sienten mucho más seguras, más confiadas, sienten que realmente están siendo lo que querían ser, cuando no habían podido serlo.
“En general, las mujeres se sienten bien con los cambios, se sienten más seguras, más atractivas, se generan muchos cambios a nivel físico y eso lo manifiestan en su seguridad a nivel sicológico. Alguien que no tenía pecho y de repente se puso sus implantes, se siente la persona más feliz y segura; se aumentó sus tallas y ya se atreve a usar blusas con escote; algo que antes le daba pena, ahora es algo para exhibirlo, para sentirse bien”.
Meza Ojeda comenta que cuando una mujer se ha practicado una cirugía plástica y se siente bien con los resultados, se crea la idea de seguir con el siguiente arreglo físico, y casi siempre termina haciéndolo, aunque hay mujeres que ni cambiando toda una gran parte de su cuerpo se sienten seguras.
“Se dan cuenta que no es suficiente solamente una cirugía, a partir de la primera comienza una serie de cirugías: si se arreglan el busto, a la siguiente vez se quieren poner botox en alguna parte del cuerpo, posteriormente inyectarse los labios”.
Dentro de las bondades que tiene una cirugía plástica para mejorar la apariencia física de las personas se encuentra el rejuvenecimiento. Se dice que con un procedimiento quirúrgico de este tipo se puede aparentar menos edad, unos 10 ó 12 años menos.
Para el psicólogo Alejandro Meza, recurrir a la cirugía estética para que una persona aumente su autoestima y seguridad es válido, en la medida que lo haga consciente y responsablemente.
No obstante, destaca que antes que todo deberíamos trabajar en aceptarnos, reconocer que nuestro cuerpo son las características de nuestras raíces, de nuestra familia, de la mezcla entre nuestros padres, a veces entre culturas, y como resultado de ello, nuestro cuerpo es como nuestro santuario, donde tendríamos que querernos tal y como somos, aceptar que nuestro cuerpo es bello.
AUMENTAN 60% LAS CIRUGÍAS PLÁSTICAS
El cirujano plástico Mario César Paredes Zenteno ejerce su profesión desde hace 18 años, con base en su experiencia afirma que “las cirugías se han incrementado mucho”.
Señala que actualmente hay un aumento muy considerable en la cirugía de aumento de senos, reducción de talla de la cintura (lipoesculturas corporales), rejuvenecimiento y embellecimiento facial (rellenos temporales en labios y pómulos) y los peelings (para mejorar la calidad de la piel). Estos dos últimos procedimientos, detalla, son ambulatorios, es decir de consultorio, “por eso ya son de casi como decir voy a ir al dentista o voy a ir al salón de belleza”.
En países sudamericanos como Colombia, Venezuela y Brasil, las niñas que cumplen 15 años tiene como regalo la cirugía de aumento de senos. México todavía no está a ese nivel, pero en cinco o 10 años lo estará, expone el especialista miembro de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica A.C.
Mientras tanto, anota que en nuestro país probablemente se están realizando 60 por ciento más procedimientos quirúrgicos en los últimos 10 años. “En muchos casos porque las técnicas han mejorado, son más sencillas y fáciles de realizar, y han surgido muchos procedimientos que pueden realizarse de forma ambulatoria, en el consultorio, el botox es uno de ellos, que es en la actualidad el procedimiento que se realiza con más frecuencia en el mundo entero”.
Y en la entidad seguramente se realizan más cirugías estéticas que a nivel nacional, “porque culturalmente siempre vamos un poco más rezagados; este boom que en el norte del país ya sucedió hace alguno años, actualmente lo tenemos en el estado de Chiapas, porque ahora ya le entran todos los canales de cable, donde ahora pasan no uno, sino tres o cuatro programas sobre cirujanos plásticos, sobre procedimientos de cirugías plásticas”.
Paredes Zenteno refiere que dependiendo la ciudad, el cirujano y el hospital, el costo de la cirugía de senos es, en promedio, de 40 mil a 100 mil pesos. Mientras que la cirugía de nariz cuesta de 30 mil a 60 mil pesos.
Para que una persona pueda practicarse una cirugía plástica debe ser mayor de edad o tener el permiso de sus padres, tener el deseo de realizarse el procedimiento o algún problema de salud y estar clínicamente sana.
Los riesgos en un procedimiento quirúrgico de este tipo son mínimos; los más frecuentes son una infección o un hematoma, complicaciones que generalmente tienen solución cuando se está en manos de un especialista.
A nivel nacional existe la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva A.C. (AMCPER), institución que valida la calidad de sus agremiados con los estándares más altos de calidad, ética y responsabilidad, y el Consejo Mexicano de Cirugía Plástica, organismo que regula quiénes están autorizados para ejercer la cirugía plástica.
En el estado de Chiapas hay siete cirujanos plásticos certificados por el Consejo Mexicano, seis de ellos ejercen en Tuxtla Gutiérrez y uno en Tapachula.
El doctor Mario Paredes alertó a la gente para que tenga mucho cuidado y no acuda a establecimientos informales con personas sin preparación y sin escrúpulos porque se encontrarán con sorpresas muy desagradables. “Incluso les van a inyectar aceite de cocina, aceite de carro, medicamentos que no son para ese uso, cosas que incluso a las pacientes les cuestan mutilaciones terribles de la piel y de los músculos donde esto es aplicado, que tienen que estar seis meses en terapia intensiva e incluso les puede provocar la muerte”.
Anteriormente, eran las mujeres jóvenes el segmento más demandante de cirugías para el aumento de senos, pero hoy día comparten créditos con mujeres adultas (50-50%) que quieren levantarse o reducirse el busto.
“Este es un cambio generacional importante. Las jóvenes están empezando a operarse y se van a seguir realizando pequeños procedimientos toda su vida, pero personas de edad más avanzada, que nunca habían tenido la oportunidad de hacerse un procedimiento de cirugía plástica, actualmente están acudiendo a un cirujano plástico para mejorar su apariencia”.
El especialista en cirugía plástica considera que una mujer mejora su apariencia porque quiere tener mejores herramientas para enfrentarse a la vida y para sentirse mejor.
“A algunas personas no les agrada algún huesito que tienen en la nariz, un cúmulo de grasa que tienen en el abdomen; quieren sentirse mejor, en primer lugar, con ellas mismas, como consecuencia de esto, de una persona que se siente mejor con su propio cuerpo, con su imagen, que es mejor aceptada por sí misma y está más contenta con ella misma, va a tener una mejor actitud ante la vida, ante las demás personas, se interrelacionan de una manera más adecuada, son personas más satisfechas que tienen más probabilidades de éxito en la vida porque muchas cosas se dan por la primera impresión”.
SÓLO UNA QUEJA POR CIRUGÍA DE SENOS: CECAM
La Comisión Estatal de Conciliación y Arbitraje Médico (CECAM) es un organismo descentralizado de la administración pública, con plena autonomía técnica para emitir sus acuerdos, que busca resolver las inconformidades que se presentan, de manera breve y sencilla. Su función es conocer y resolver quejas en contra de actos, hechos u omisiones que se susciten dentro del territorio chiapaneco, entre usuarios y prestadores de asistencia médica, particulares o públicos.
El comisionado estatal de la CECAM, Octavio Orantes Ruiz, expresa que una inconformidad puede presentarse por teléfono o por internet, pero tiene que ser ratificada personalmente, para ello, el usuario debe presentar cualquier documentación que avale la relación médico-paciente y que esté ligada con el acto por el cual se queja del prestador de servicios.
El prestador de los servicios no necesariamente tiene que ser un médico, puede ser un químico, un radiólogo, una enfermera; todo aquel que en determinado momento tenga relación con el paciente.
Orantes Ruiz apunta que cuando alguna persona requiere los servicios de la CECAM, de entrada se le denomina inconformidad, y en esta etapa muchos casos se resuelven con una simple llamada telefónica al médico o a la unidad involucrada. Pero hay ocasiones en que los usuarios piden una explicación más detallada o la reposición de dinero, y es entonces cuando se levanta un acta y se constituye la queja; esta etapa es más formal, pues sigue un proceso, el cual puede derivar en una acción conciliadora o de arbitraje.
La conciliación consiste en que una vez constituida la queja, se concierta una cita entre médico y paciente para que entablen una conversación respetuosa, sin que nadie tenga predominio sobre el otro, y traten de llegar a un arreglo armonioso sin traspasar a lo penal; que finalmente es la meta de la CECAM.
Cuando ni medico ni paciente ceden en su posición, esto es, cuando el primero no acepta haber tenido culpa y el otro no admite que está pidiendo algo que no es, entonces la CECAM propone el arbitraje; fase “más profunda” en la que se pide al usuario toda la documentación que tenga en relación al caso.
Una vez recolectados todos los documentos, la CECAM no juzga el asunto, sino que solicita la opinión de especialistas; pide tres opiniones diferentes de distintos colegios médicos de Tuxtla Gutiérrez; cuando alguno de ellos no puede verter su punto de vista, entonces se recurre a otras entidades federativas, considerando que la CECAM pertenece al Consejo de Comisiones de Arbitraje Médico de México.
“Cada vez que se pide opinión a un colegio local o a una comisión estatal se borran nombres, logotipos, todo, de tal manera que quien lo va a juzgar, juzgue los hechos sin importar si fue Juan Pérez o Luis García; se juzgan hechos”.
Ahora bien, cuando la parte quejosa solicita acción penal porque reporta, por ejemplo, un fallecimiento, se les orienta para que acudan a la instancia de procuración de justicia, que es la realmente competente, porque la CECAM no es una oficina punitiva, sino conciliadora.
Según el informe de actividades de la CECAM correspondiente al año pasado, se atendieron 342 asuntos. En lo que va de 2009 lleva 79. Los prestadores de servicios más acusados son en las especialidades de ginecobstetricia, ortopedia y odontología.
En el 2008, por cirugía plástica y estética sólo se presentó una inconformidad, la cual tuvo que ver con una cirugía de senos. “La paciente decía que no le habían quedado asimétricos los pechos, que el pezón de uno estaba más alto que el otro; lo examinaron médicos acá, se tomaron fotografías, se mandaron a tres especialistas y opinaron que era una cirugía bien hecha. No procedió (la queja)”.
Sobre este caso que llegó a la instancia de arbitraje, Orantes Ruiz agrega: “Para juzgar a un cirujano plástico, tiene que ser un cirujano plástico, malamente lo juzgaría un ortopedista, tiene que ser alguien de la misma especialidad, y que además esté registrado en un Consejo Nacional para que tengamos la certeza de que ese individuo realmente conoce lo que está haciendo”.
Y aconseja a aquellas personas que piensen practicarse un procedimiento quirúrgico: escoger bien al cirujano plástico. Para tal efecto, indica que en internet, en la página web de la Secretaría de Educación Pública (www.sep.gob.mx), hay que ubicar el apartado de la Dirección General de Profesiones, donde se puede consultar con la cédula profesional del médico si éste realmente está certificado o no.
“Si alguien no certificado viene aquí con nosotros y es acusado, nosotros tenemos la obligación de ponerlo en consideración de la SEP, de la Secretaría de Salubridad y el Ministerio Público: el doctor fulano de tal no está registrado como certificado y está haciendo operaciones de cirugía plástica”.
El médico pediatra puntualiza que esta situación se presenta mucho en la capital chiapaneca, es decir, “gente que no es de la especialidad, sin embargo hace cosas de esa especialidad”.
“ME VEO MEJOR... ME DIO SEGURIDAD”
“Liliana” es una joven de 26 años que vive en unión libre con su pareja y es madre de un niño de siete años. Ella nos cuenta cómo hace tres años decidió someterse a una cirugía para aumentar el tamaño de sus senos.
“El gusto siempre lo había tenido, quizá desde la mayoría de edad cuando veía en la televisión a las artistas y decía yo quiero estar como ésas, pero no pensé que realmente me lo iba a hacer algún día, era sólo una idea pero no pasaba de ahí, nunca pensé en gastarme ese dinero en una operación.
“Lo hice por lo que me pasó con mi marido, tuvimos un problema, lo encontré con una mujer muy guapa físicamente, una cara muy bonita, un cuerpo perfecto, nunca lo voy a olvidar, una cintura diminuta, un busto enorme, unas pompas ya no te digo, un cuerpo de televisión. Lo encontré con ella y fue fatal para mí, lo sufrí mucho.
”A raíz de esa sorpresa que me llevé, me sentía muy mal, ya no quería dormir con él, que me viera desnuda mucho menos, de hecho mucho tiempo estuve sin tener intimidad con él; me levantaba mucho más temprano que él y me arreglaba como si fuera a ir a una fiesta, me enzapatillaba, me maquillaba y súper peinaba para cuando él se despertara me encontrara arreglada.
“Después de ese problema que tuvimos, le exigí que me pagara la operación de busto. Le dije: -¿eso te gusta, así te gusta? Entonces me pagas una operación de busto. Porque antes de la operación yo usaba la talla más chica, que ya ni me acuerdo cuál era; la que uso ahora, ni es mucho, es 34, pero yo usaba la talla más chica y con relleno, o sea, no tenía nada de busto; y lo veo a él así, con una mujer así, me traumé, y le exigí que me pagara la cirugía.
“(La operación) me costó 28 mil pesos, porque el doctor es muy amigo de una amiga, ella me lo recomendó; ella estaba recién operada, vi que le quedó muy bonito y lo hicimos, en México... Sufrí mucho, después que se me empezó a pasar el efecto de la anestesia, empecé a sentir mucho dolor, me dolía muchísimo la espalda, el pecho; para dormir, lloraba toda la noche, o sea, nada más mover el dedo del pie, yo sentía que se me estaba destrozando la espalda; fueron tres noches que me la pasé llorando de tanto dolor de espalda.
“Pero la verdad a veces siento ganas de aumentarme otra talla, pues como que casi ni se nota, pero no sé si lo vaya hacer. El dinero me lo impide, pero no sé, a lo mejor vaya a tener otro hijo, entones después de eso tal vez me dé otra retocada.
”Me siento mejor al estar con él, porque es súper admirador de la anatomía de la mujer, tiene una fijación brutal con eso, entonces yo me siento mejor cuando estoy con él íntimamente, y sí, noto que es diferente a antes. Me siento diferente yo y lo siento diferente a él de cuando no estaba operada, está más contento ahorita.
”Me veo mejor, con una blusa pegadita antes parecía espalda adelante y atrás, y ahora ya no. Me dio seguridad, y más después de eso que realmente no lo supero todavía.
”Después de un año que me operé, empecé a sentir molestias, me preocupé, de hecho me toqué y sentía como bolitas, me fui al doctor, me dijo que el implante estaba bien, que no tenía nada. Hace poco volví con la misma inseguridad, me siento bolitas, fui otra vez con el doctor, y para que estuviera tranquila me mandó hacer un ultrasonido hace apenas unos días, y todo salió bien. El doctor lo que me explica es que como el implante es de gel de silicón, al tocar es como una bolsita llena de gel, entonces al tocar vas haciendo como ondas, eso es lo que me siento, pero no es que tenga bolitas ni que el implante esté mal formado.
”No perdí sensibilidad, la cirugía me la hicieron abajo del busto, se puede hacer en lo que es el pezón. El doctor me sugirió abajo del busto, porque en el pezón queda más estético, porque en lo café se pierde la cicatriz, pero pierde sensibilidad el pezón, por eso elegí hacérmela abajo.
”Todo normal, me impresiona porque me toco y siento lo mismo que antes. Si me golpeo duro, me duele, todo es normal, la verdad que estaba impresionada porque todo es igualito, has de cuenta que es tuyo, y no hay ningún problema tampoco para amamantar a un bebé. Te tienes que golpear extremadamente duro para que se te explote, o sea, por un choque, un abrazo, un pelotazo, por nada de eso se te va a ponchar”.
“NO ME SENTÍA A GUSTO CON MI APARIENCIA”
“Elizabeth” tiene 32 años, es casada y tiene dos hijos. Hace ocho años gastó aproximadamente 22 mil pesos en una cirugía de nariz. “Lo hice por decisión propia, no me sentía a gusto con mi apariencia, tenía muchas ganas de cambiar ese rasgo de mi cara que no me gustaba y cuando logré juntar el dinero necesario, decidí operarme”.
Después de la operación, “pues sí, te sientes rara y piensas que la gente te queda viendo mucho, pero ahora creo que simplemente te miran porque llevas una especie de curita en la nariz, o es que en mi caso me sugestioné, pero conforme pasaron los días me fui acostumbrando a mi nueva apariencia. Me sentía más segura de mí misma.
“Mis amigos y conocidos siempre me dijeron que me había quedado muy bien, nunca escuché que dijeran lo contrario, no sé si atrás de mí dijeron otras cosas.
“La verdad, creo que sí me realizaría una nueva cirugía, pero tal vez lo haría en una edad mucho más avanzada y si tuviera los recursos económicos necesarios para ello, tal vez una operación de senos o cirugía facial, sí me gustaría.
“Quedé muy contenta con el resultado, y a pesar de que algunas personas que ya se habían hecho una cirugía en la nariz me dijeron que era muy doloroso, en mi caso, no fue así, creo que la ciencia y la tecnología han avanzado tanto que hoy en día no hay peligro, siempre y cuando te cerciores de que estás en manos de un profesional”.

Mujeres periodistas


Actualmente, Chiapas vive una feminización del periodismo. La incursión de las mujeres como reporteras o periodistas es evidente.
Hace algunas décadas, los medios informativos eran exclusivamente área de trabajo de los hombres. Más tarde, tímidamente, la mujer incursionó en la sección de sociales de los periódicos. Hoy en día, hay mujeres reporteras y reporteras gráficas (fotógrafas) cubriendo los acontecimientos diarios que definen el acontecer de nuestro estado; las leemos en periódicos y revistas, las escuchamos en radio y las vemos en televisión. Lo mismo cubren una conferencia de prensa de salud, que una marcha de campesinos, un motín de internos y hay quienes fueron transmisoras de la guerrilla zapatista en 1994.
Son mujeres profesionistas, egresadas de carreras alusivas al periodismo y la comunicación. Casadas o solteras; madres, esposas o hijas. Adultas y jóvenes con años de experiencia en el gremio periodístico; jóvenes egresadas de la universidad con ganas de aportar.
Se trata de un sector joven, en su mayoría, la edad de las reporteras activas oscila entre los 25 y 30 años. Gran parte de ellas desempeña la actividad reporteril desde hace siete a 10 años, con casos excepcionales de mujeres que van por las dos décadas y que fueron parte de las primeras generaciones de periodistas en Chiapas.
Irma Ramírez Molina, subdirectora del diario El Sie7e de Chiapas, tiene más de 16 años de ejercicio periodístico en los medios impresos; inició en octubre de 1992. De ese entonces a la hecha ha laborado en los periódicos El Observador de la Frontera Sur (ya fuera de circulación), Cuarto Poder y Diario de Chiapas. El tiempo que lleva dentro del gremio le ha permitido identificar tres “camadas” de reporteras: la primera de ellas, las que abrieron camino, estuvo integrada por Susana Solís, corresponsal de Televisa, Candelaria Rodríguez, productora y conductora del programa radiofónico Ni más, ni menos mujeres, y Leticia Hernández, directora del periódico Expreso Chiapas; todas ellas activas en la actualidad.
Luego, apareció otro grupo de mujeres reporteras, entre ellas Gabriela Coutiño, Mary Jose Díaz, Aracely Mateos, Yolanda López Ordaz, Deysi Castillo y la propia Irma Ramírez. Años después, con la creación de carreras universitarias en periodismo y comunicación, emerge una generación de jóvenes, que hasta ahora continúa incorporándose.
A continuación, con base en un cuestionario formulado a algunas compañeras reporteras, se expone una radiografía de los medios desde el punto de vista femenino, en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra el 3 de mayo.
CONDICIONES LABORALES: AVANCES HAY, PERO AÚN SON INSUFICIENTES
Las condiciones laborales de quienes día a día se dedican a buscar la información más fresca, relevante y de interés para la sociedad han mejorado de un tiempo para acá. Sin embargo esto no significa que el gremio esté conforme, pues saben que aún es insuficiente.
Hace 10 años, una reportera ganaba de mil 500 a cuatro mil pesos mensuales; hoy puede ganar de tres mil a siete mil pesos, y más si combina dos medios (periódico y tv, radio y tv, periódico y radio...). Además, antes no tenía prestaciones, en la actualidad no todas gozan de este beneficio pero ya hay la iniciativa por parte de algunos dueños de los medios en proporcionar estos derechos.
La Comisión Nacional de los Salarios Mínimos ubica al estado de Chiapas en la zona geográfica C, y de acuerdo con la lista de profesiones, oficios y trabajos especiales a los que se les fija un salario mínimo profesional, un reportero(a) en prensa diaria impresa debe percibir 155.38 pesos diarios. A diferencia de un reportero(a) de la zona geográfica B que gana 160.03 pesos diarios y el de la zona geográfica A, 164.18 pesos diarios.
Patricia Espinosa, reportera de El Sie7e de Chiapas, comentó al respecto: “en cuestión de los medios, yo creo que muchos no saben que es muy mal pagado, sólo los que estamos dentro. Precisamente para que te vaya mejor económicamente, llega un momento, por ejemplo en mi caso, que estuve en tres medios al mismo tiempo: Megacable (tv), Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión (noticiario radiofónico Reporteros en Acción, con don Augusto Solórzano) y La Voz del Sureste (periódico). Y hubo un momento en que además tuve la corresponsalía de la Cadena Raza, o sea, tres medios en Tuxtla y una corresponsalía para la ciudad de México”. Paty gana cinco mil pesos mensuales, “es muy poco aún. Creo que mínimo deberíamos ganar 10 mil pesos, por todo el trabajo que se hace, porque se expone uno al peligro, no es digno un salario así, y es de los salarios, entre comillas, más altos, porque hay otros periódicos que pagan menos y así lo aceptan, por la necesidad de espacios laborales”.
Sandra de los Santos, de El Heraldo de Chiapas, dijo: “la verdad es que laboralmente siento que ahora tengo mejores condiciones de trabajo que antes, no las mejores que deben de haber. En el periódico tenemos todas las prestaciones, es una de las pocas empresas periodísticas en Chiapas que sí cumple con eso, lo mínimo, pero lo cumple. Creo que ahorita, en algo, así muy mínimo, han mejorado las condiciones, pero eso no quiere decir que sea porque estemos ya mejor, sino porque se está respetando un poco más, pero no es ninguna canonjía, es lo que deben de cumplir, lo que pasa es que antes no lo hacían, ni una sola lo hacía”.
En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, las comunicadoras sugieren, para mejorar las condiciones laborales de su profesión: mejores salarios, prestaciones, capacitación continua y respetar la libertad de expresión.
JORNADAS LABORALES DE 24 HORAS, LOS 365 DÍAS DEL AÑO
“En este trabajo no tenemos horario”, apuntó Érika Sánchez Cruz, corresponsal en la zona Costa para los medios Más allá de la noticia (radio y tv), La Voz del Sureste, Ni más ni menos mujeres y Péndulo de Chiapas, de Tuxtla Gutiérrez; y para Ecos del Valle, de Cintalapa. Y relató por qué: “Con Reporteros en Acción debíamos de tener las noticias al momento, entonces don Augusto (Solórzano), si a las dos de la mañana se enteraba de algo que pasaba en mi zona, me llamaba a esa hora y pues tenía que ir al lugar y conseguir la información”.
Valeria Martínez, reportera gráfica de El Heraldo de Chiapas, el diario deportivo Esto nacional y la revista Ni más, ni menos mujeres, igualmente aseguró que no tiene horario de entrada ni salida. “A la hora que me necesiten ahí estoy, ya sea para nota roja, deportes, política o reportajes fuera de Tuxtla”.
Un ejemplo más de esta realidad. Yudith Gutiérrez, corresponsal en la región Frailesca de El Sie7e de Chiapas y comentarista deportivo en Radio Núcleo Tuxtla, mencionó: “no tengo un horario establecido, ni hora de entrada ni salida, sólo hay que estar pendiente de lo que ocurra en la zona”.
SU CONDICIÓN DE MUJER
De 15 cuestionarios aplicados, 12 reporteras afirmaron que en algún momento de su carrera profesional han observado diferencias dentro del medio por su condición de mujer.
Ana Laura Mondragón, del diario Cuarto Poder: “algunas veces al mostrar más astucia para encontrar la nota, los compañeros se sienten rebasados; sobre todo si el editor es hombre, trata de obstaculizar el paso”.
Claudia Cantón Chiu, reportera del Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión: “Cuando comencé eran muy pocas mujeres quienes nos dedicábamos a este trabajo y realmente escuchaba comentarios de ellas, que ya eran gente grande, con compromisos de matrimonio e hijos, que era muy difícil por ejemplo que los jefes hombres te dieran chance da darle la hora de alimentación del bebé o dedicarte un tiempo a tus hijos, que si se enfermaron, que si una junta escolar, era muy difícil que ellos entendieran ese aspecto, que tenías que cumplir una doble jornada dentro del trabajo. Los jefes que he tenido sí me han comprendido en ese aspecto. Cuando no se puede, mis compañeras me echan la mano, me cubren; raro es el compañero varón que dice ‘vete y yo te cubro’. Es bien difícil porque en el canal yo fui una de las primeras que es reportera y mamá, y sí se puede, si lo dialogas con tu jefe y le pides compresión, sí se puede llegar a un acuerdo sin menoscabo de tu trabajo. En lo que no estoy de acuerdo es en el salario, que es muy disparejo. Por ejemplo, en la unidad donde trabajo, todos ganamos igual, pero no podemos ascender, cada cambio de gobierno viene gente de fuera y tú te quedas en tu lugar sin la oportunidad de escalar a otro puesto, y siempre el que más o menos tiene la posibilidad de ascender es un compañero varón”.
Érika Sánchez, corresponsal en la zona Costa: “Lo que he visto y me desagrada, es el acoso que me ha tocado ver que pasan algunas compañeras por parte de funcionarios, es realmente desagradable y además frustrante no poder hacer ni decir nada porque son gente que están dentro del poder”.
Flor de María Cordero Pinto, corresponsal de Cuarto Poder en Comitán: “En mi poca experiencia te puedo decir que los funcionarios no te toman en cuenta, prefieren hablarle a los colegas hombres; un simple ejemplo, cuando existe balaceras o ejecuciones no te alertan para no ponerte en “peligro”, ¿por qué?, por ser mujer, no te toman en cuenta, no existes, es por eso que siempre haces compañía con un reportero (sexo masculino)”.
Laura Matus, reportera de El Heraldo de Chiapas: “Sí existen diferencias de género, al igual que las existen en las diversas profesiones, no sólo el periodismo”.
Leni García Vázquez, reportera de Radio Núcleo: “Sí, falta mucha equidad de género”.
Patricia de los Santos, reportera del periódico Expreso Chiapas: “La diferencia acaso radica en cómo nos ven los entrevistados; a veces nos tratan como tontas o confían en que no seremos chayoteras, pero otra cosa muy importante es que a veces sufrimos algo que seguro los compañeros reporteros no sufren, acoso sexual”.
Patricia Espinosa, de El Sie7e de Chiapas: “Yo me he encontrado con cada pared, en dependencias, porque ya trabajé en gobierno, y también en las empresas. En uno de los medios donde trabajé, de inicio te piden la prueba de no gravidez, me opuse y me dijeron en pocas palabras que si no la llevaba, simple y sencillamente no me contrataban, entonces no me quedó de otra. Esta es una de las cosas que ya no se debe dar en estos tiempos. Otra de las cosas es que por ser mujer, creen que no tienes la capacidad, que te pueden ver la cara de tonta, que no puedes hacer las cosas; por ejemplo para tv, que no puedes hacer el guión, reportear, armar todo el noticiero, pero yo les he demostrado todo lo contrario”.
Sandra de los Santos, de El Heraldo de Chiapas: “Sí hay un acto de discriminación en muchas cosas, las he vivido en muchos aspectos, por ejemplo, algo muy común en el medio es que porque eres mujer no cubres ciertas cosas, como en esa falsa idea de protección no te dan el chance; y yo no sé si un pene te hace inmortal o qué, pero igual nos parten la madre a nosotras. O bien, pasa que te dicen, ‘ve tú porque como eres mujer no te van a hacer tal cosa”. En ciertas cosas como que nos clasifican, yo estuve un tiempo editando nota roja y te das cuenta que los chavos lo marcan como territorio de hombres. Me he topado mucho también con la idea en la radio de muchos compañeros y compañeras que dicen preferir contratar mujeres porque son más responsables, no echan trago y demás, y esa también es una forma de discriminación, ¿y si yo echo trago, qué?, o sea, ¿por ser mujer estoy obligada a no tomar, a venir a las ocho? O lo clásico que pasa, los funcionaros prefieren la entrevista con los chavos porque sienten que con ellos pueden negociar y a ti te mandan al diablo, de entrada te dicen que no, porque saben que es más difícil la negociación, por decirlo así. O como pasa en muchos trabajos, muchos compañeros, como las mujeres no estamos en puestos de decisión, no somos jefas, muchos negocian en cancha húmeda, nos vamos a echar chelas con el jefe, y eso no se vale porque entonces a uno le cuesta más llegar. Yo por ejemplo si pido permiso dos días, igual y me los dan, pero yo tengo que demostrar con trabajo real que merezco esos días, siendo que a otro tal vez nada más le costó una peda”.
Valeria Martínez, reportera gráfica: “Sí me ha pasado, el jefe anterior era muy misógino, yo soy la única mujer en mi departamento y sí me limitaba de muchas cosas”.
Yudith Gutiérrez, corresponsal en la zona Frailesca: “En el medio deportivo sí (hay diferencias), sobre todo porque cuando yo empecé, estaba todavía como ese hoyo negro donde no existía participación de la mujer periodista en el deporte, ya hace muchos años hubo compañeras que empezaron a explorar este campo, pero cuando yo inicié no estaban, de hecho recuerdo que fui la única mujer cuando empezó el futbol de primera división y estuve rodeada de compañeros hombres, que al principio dudaron que continuara y había muchos prejuicios, y poco a poco fui siendo aceptada en este terreno, dominado por hombres, al menos en el plano de periodismo deportivo. Afortunadamente, hoy en día veo a más compañeras en la nota deportiva”.
Irma Ramírez, subdirectora de El Sie7e de Chiapas: “Cuando empecé, el único problema es que nos veían los compañeros o como prosti o lesbiana, no había vuelta de hoja, pero hasta eso nos veían como las niñitas que había que ayudar, y como nunca hicimos caso, esos comentarios quedaron atrás y demostrando que no eras ninguna de las dos cosas”.
Rosario Nangusé, reportera de La Voz del Sureste, Mitzi Fuentes y Yulia Ventura, corresponsales de los periódicos Noticias y El Heraldo de Chiapas, en San Cristóbal de las Casas y la región Frailesca, respectivamente, no ven ninguna diferencia de género, dicen que el trato es igual.
REPORTERA-MADRE, ESPOSA E HIJA
Las dobles y triples jornadas de trabajo de una mujer también las vive una reportera o periodista. El hecho de que el periodismo sea una profesión sin un horario específico las obliga a ingeniárselas para además de cumplir su función social, cumplir como madres, esposas e hijas.
Para el periodismo no hay fines de semana, no hay días festivos. A “la familia a veces la dejas, si te mandan a cubrir a otro lado, te vas dos o tres días, o a capacitación, no estás con la familia. A veces ni me ven, desde la mañana hasta la noche si te toca guardia en algún medio, llegas hasta las 11 ó 12 de la noche; en tiempos electorales ni se diga”, contó Paty Espinosa en su experiencia como hija, viviendo a lado de sus padres.
Irma Ramírez, además de periodista, es esposa y madre: “Todos los días me levanto a las 6:00 am, sin importar a qué hora me duerma, para atender a mi niña que se va a la secundaria, luego quedo atendiendo al niño que se va a la primaria, después me baño y a la calle, es decir a la oficina, cumplo los compromisos que haya y tengo por regla ir a comer a mi casa, de ahí hasta la madrugada; los sábados no hago ningún tipo de compromiso, se lo dedico al 100 por ciento a mis hijos”.
“Trato de que el estrés no se entrometa en la relación con mi hija, ni en mi casa, y cuando se puede me acompaña a algunas entrevistas y hasta a redactar, le leo muchas de mis notas antes de que se publiquen”: Ana Laura Mondragón, madre soltera, tiene una hija de ocho años.
Para una mujer divorciada como Flor de María Cordero, la experiencia es la siguiente: “Voy a cualquier parte pero siempre con una lap y tarjeta de red inalámbrica, y la familia se aburre conmigo, ya no me toman en cuenta porque dicen que sólo me la paso hablando por cel o en la computadora; en mi caso mi ex esposo nunca me entendió y nos divorciamos”.
Yudith Gutiérrez: “Es algo pesado porque tenemos triple papel quienes nos dedicamos a esto, trabajar, ser mamá y ama de casa, en mi caso. En la mañana llevo a mi hija a la escuela, reporteo, regreso por ella y en la tarde ocupo un rato para las labores de la casa y salir a dar un paseo con mi hija. Lo más difícil es por las tardes, cuando tengo que salir eventualmente a trabajar y debo buscar con quién dejar mi hija y en ocasiones no hay con quién”.
“Trato de aprovechar al máximo mi tiempo para obtener buena y abundante información, que me permita administrarla de acuerdo a las necesidades de tiempo de mi familia. Procuro dedicarme a mi casa de las tres en adelante, aunque claro no siempre se puede, porque muchas veces llevo trabajo a casa”: Laura Matus.
Breves pero directas, Leni García nos dijo que combina su vida laboral con la personal “a las carreras”, mientras que Paty de los Santos anotó que resuelve esta situación “llevando a mis hijos al trabajo”.
ANÉCDOTAS
Claudia Cantón Chiu tiene 41 años de edad, inició su trabajo en los medios en 1991: “Lo que más me gusta de esta profesión es que ninguna otra me hubiera dado esa oportunidad de hacer y ser parte de la historia. Me ha dado la oportunidad de estar en una primera piedra de un edifico histórico, conocer personalidades, gobernadores, artistas, deportistas. Por ejemplo, empecé haciendo cultura, en las noches iba al foro cultural universitario, conocí a don Roberto mancilla, un periodista muy reconocida, tuve el gusto de platicar con él, de entrevistarlo, conocerlo”.
Irma Ramírez, 39 años, comenzó su carrera periodística en octubre de 1992: “Un día me mandaron a Liquidámbar a cubrir una nota porque los villistas, si no mal recuerdo, habían tomado la finca, nos fuimos en helicóptero y todavía se tuvo que caminar un cerro, las cosas estaban difíciles, creímos que ahí nos iban a retener, pues la gente estaba armada, luego de una serie de negociaciones de las autoridades, por fin pudimos salir ya muy tarde, el helicóptero no despegaba, llegó un momento en que nos rodearon, las personas estaban muy molestas, tenían retenido al gerente de la finca; pánico sentimos”.
Érika Sánchez, 26 años, 12 reporteando: “Cuando inicié en Reporteros en Acción, Don Augusto me andaba calando y me mandó al aeropuerto de Tuxtla para ponerme a prueba, fui con Javier Solís, quien me dijo que la idea era entrevistar a los funcionarios que van y vienen en los vuelos, entonces inmediatamente Javier volteó y me dijo, ‘mira Érika, ahí va un funcionario, corre y has la entrevista, ya casi empieza el noti, para que pasea algo en el primer corte’, corrí y entrevisté al funcionario, era alguien del Cecytech, cuando regresé me preguntó Javier ‘¿lo alcanzaste?’ y le dije que ‘sí, lo único es que no le pregunté su nombre lo bueno es que tú lo conoces’, entonces me dijo que no lo conocía, que sabía que era funcionario porque venía en un vehículo de gobierno, así que esa entrevista nunca salió al aire porque hasta hoy no sé a quién entrevisté”.
Paty Espinosa, de 29 años, ocho años de reportera: “Cuando hubo un motín en lo que se llama ahorita Villa Crisol, me mandaron a cubrir por parte del Centro de Actividad Radiofónica, pero te entras tanto, te apasionas con la transmisión en vivo, que estaban aventando gases lacrimógenos, quemando vehículos, aventando piedras y todo, y yo estaba a la mitad de todo el revuelo entre los jóvenes. Los elementos policiacos eran muy pocos, no habían llegado los refuerzos, me preguntaron qué haces aquí, salte, te van a lastimar, ahí fue donde me entró el pánico porque no me había dado cuenta, me resguardé atrás de un vehículo, sí estuvo feo, pero te gana la pasión. A las cosas que te expones”.
Flor de María Cordero, 30 años, ejerce el periodismo desde que egresó de la carrera en el 2000: “En el caso Chincultik, por salir huyendo de los pobladores que macheteaban las llantas de tu coche y te quebraban los cristales con piedras, tuve una crisis de nervios que me provocó que las manos se me entumieran en el volante de mi coche, gritaba, lloraba y profería injurias al mismo tiempo”.
Yulia Ventura, 30 años, reportea desde el 2000: “En La Concordia, solicité una entrevista con el entonces diputado del Verde Ecologista, Manuel Velasco, a la cual accedió, pero mi grabadora no, me dio mucha pena y le pedí la entrevista otra vez; aprendí que como arma de trabajo y como tu responsabilidad debes tener tu cámara, tu grabadora, tu libreta y lapicero al cien”.
Valeria Martínez, reportera gráfica desde el 2001: “Cuando estaba trabajando en el Cuarto Poder fui a una obra de teatro en la casa de la cultura, en ese entonces teníamos cámara de rollo y saqué muchas fotos, me moví como quise, tenía los mejores ángulos, pero cuál fue mi sorpresa cuando fui a recoger mis fotos una hora después, me dicen que no tenía rollo, jajajaja, ahí me ves, me regresé a la casa de la cultura y busqué a los chavos de la obra y les expliqué mi situación, se volvieron a vestir y me posaron para que les volviera a tomar las fotos; fue algo muy chistoso pero a la vez vergonzoso”.
Yudith Gutiérrez, 29 años, siete de ellos dedicados a la actividad reporteril: “Estar dentro de los primeros reporteros que entrevistaron a Salvador Cabañas, recién llegado a México cuando nadie lo conocía y en un partido de Jaguares donde el silbante fue Marco Antonio Rodríguez (a) Chiquidrácula; la gente lo abucheó por su arbitraje y por la actitud que tomó contra Cabañas, al término del partido tuvo que salir con granaderos porque la gente empezó a aventar cosas hacia el campo y ahí estábamos los reporteros, y cuando reaccioné me di cuenta que estaba yo solita en medio del campo con los granaderos y mejor corrí para que no me lastimaran”.
Ana Laura Mondragón, 30 años: “De gira con un candidato, en el aeropuerto de Palenque, hace ya algunos años, con la computadora en una mano y la grabadora en otra, entre el pasto vi un alacrán, este personaje, muy fino, hizo una pausa para responder una pregunta, justamente a un lado del animal, yo tuve que acercarme para no perder mi visión de la información, y justo sentí el pinchazo. El dolor fue muy fuerte, subimos al helicóptero y ahí ya con fiebre tuve que dar a conocer lo que me sucedía, sin más, esa figura me pidió enseñar el piquete, con toda le pena lo hice, la pierna ya inflamada. Ya en el hangar, el candidato pidió la atención de un doctor militar, pero los 30 ó 40 minutos de vuelo esa vez, fueron los peores”.
Rosario Nangusé, 29 años, incursionó en el periodismo hace apenas tres meses: “Llevaba unos días trabajando cuando me ofrecieron el famoso ‘chayo’, hasta pena me dio. Este medio está bastante maleado que parecería normal, pero (para) principiantes que deseamos hacer bien nuestra chamba, se siente feo. Yo prefiero asolearme todo el día y sacar honradamente mis notas. Eso es lo que las nuevas generaciones no deben de olvidar, mantenernos limpios ante cualquier impunidad”.
Este apartado concluye con la reflexión de la compañera Sandra de los Santos, de 25 años y nueve años en los medios: “La feminización de las comunicadoras sí ha cambiado la forma de hacer periodismo en Chiapas. Hace nueve años había muchos hombres, ahora la mayoría somos mujeres. Me he dado cuenta, y no creo que sea casualidad, que quienes estamos tratando de hacer algo diferente, somos mujeres. Nos falta mucho, pero por ahí vamos”.
PROTECCIÓN LEGAL A PERIODISTAS
En Chiapas existe la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos Cometidos en Contra de Periodistas, dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Estado, que es la instancia encargada de velar por los derechos de quienes ejercen la noble tarea de informar a la sociedad. Su función primordial es dirigir, coordinar y supervisar las investigaciones y, en su caso, la persecución de los delitos cometidos contra periodistas y perpetrados con motivo de su ejercicio profesional.
El titular de esta Fiscalía Especializada, Ignacio Soberano Velasco, dio a conocer que en el 2008 integraron 38 expedientes, de los cuales resolvieron 32 y seis están en proceso. En tanto, en lo que va del presente año han recibido siete denuncias, de ellas tres han sido elevadas a averiguación previa y las demás son actas administrativas. De las 32 quejas resueltas, todas han sido a favor de los representantes del gremio periodístico, “porque esa es nuestra función, proteger al periodista”.
Aseveró que como ahora existe la libertad de prensa, no se presentan muchos problemas entre periodistas y autoridades. Según cifras de la Fiscalía, el año pasado recibieron 2.8 denuncias por mes.
Apuntó que las y los comunicadores se acercan a esta instancia para denunciar, generalmente, amenazas y lesiones, éstas últimas lesiones simples que tardan menos de 15 días en sanar.
La mayoría de las denuncias receptuadas por la Fiscalía provienen de los municipios de Pichucalco, Comitán, Tzimol y Bellavista. El fiscal explica que esto se debe a que es en los pueblos, sobre todo, donde se presentan ciertas dificultades, entre ellas el impedimento para la distribución de periódicos y en esos casos se dialoga con los presidentes municipales para que permitan la libre comercialización en las oficinas públicas.
Soberano Velasco precisó que de las 45 denuncias presentadas por quienes ejercen en los medios informativos, dos han sido actas administrativas levantadas por mujeres periodistas, quienes únicamente han pedido que se cite al agresor y se le aperciba para que se abstenga de seguir amenazándolas. De estos dos casos, en uno se apercibió a la persona en cuestión, mientras que en el otro “la periodista se desistió, ya no tenía interés en que siguiera el asunto”.
Desde la percepción del fiscal especializado, en comparación con años anteriores, sí hay avances en la incursión de las mujeres en el periodismo. “Antes las mujeres eran exclusivamente para sociales, hoy trabajan en política, nota policiaca, entrevistas y reportajes a funcionarios; veo que hay más participación de las mujeres”.
Finalmente, invitó a los compañeros de la prensa para que cuando sean transgredidos en la práctica de su quehacer periodístico, acudan a la Fiscalía y denuncien, pues la dependencia no actúa de oficio.
“A veces nada más sale la nota en los periódicos de una agresión pero no denuncian, entonces si no hay denuncia no puede haber justicia”, puntualizó el funcionario estatal.
Las mujeres se están abriendo paso, poco a poco, en los diferentes ámbitos; el periodismo es uno de ellos. Son apasionadas, entregadas, responsables. Todas ellas están en el medio por vocación, porque alguna vez mientras estudiaban la carrera soñaban con cambiar el mundo: estar en contacto con la gente, conocer sus necesidades, exponerlas en los medios y lograr que sean atendidas.
Aman lo que hacen, si no, ya hubieran tirado la toalla, porque las condiciones en que trabajan no son óptimas. Como bien lo expresó la reportera Paty Espinosa: “no vemos a la familia, es absorbente, mal pagado, pero aquí estamos, en pie de lucha”.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Madres solteras




En México y en Chiapas, la estructura familiar tradicional -marido, esposa e hijos- ha ido cambiando paulatinamente debido al crecimiento de hogares con jefatura femenina.
Según cifras oficiales, el número de hogares dirigidos por mujeres se ha triplicado. Más aún, el número de hogares formado por la jefa de familia y sus hijos incrementó en 83 por ciento. Dentro de este último segmento se ubican las madres solteras.
Se llama madre soltera a la mujer que decide llevar a cabo la crianza de los hijos y el manejo del hogar sin la compañía o apoyo de una pareja.
Cada día es más común que una mujer decida establecer una familia sin la presencia de un hombre, pues se ha dado cuenta que él no es indispensable para sacar adelante un hogar y que ella puede procurarse los medios para subsistir con sus hijos.
Además, cada día la opinión de la sociedad en torno al tema se vuelve más abierta. Tan es así que ya existen programas institucionales para las mujeres que son jefas de familias.

ESTADÍSTICAS
La publicación Mujeres y Hombres en Chiapas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indica que de acuerdo al último censo realizado en el año 2000, la población residente en Chiapas asciende a 3.9 millones, 1.9 millones de hombres y 2 millones de mujeres; con lo cual la diferencia entre los volúmenes por sexo se amplía, y llega a 37 mil mujeres más. En términos porcentuales, son 49.5 y 50.5%, respectivamente.
A nivel de hogares, en el estado de Chiapas prevalece la jefatura masculina: de cada 100 hogares, 83 son dirigidos por un hombre y 17 por una mujer. Sin embargo, el número de los hogares con jefa casi se ha triplicado, al pasar de 51 mil en 1970 a 134 mil en el 2000.
Los hogares unipersonales (aquéllos formados por el jefe o la jefa y los hijos, es decir, alguno de los padres está ausente) se incrementaron de 1990 a 2000; destaca que los encabezados por las mujeres se incrementaron en 83.3% por ciento, al pasar de nueve mil 79 a 16 mil 639 hogares.
En Chiapas, del total de hogares que están formados por la jefa o jefe y los hijos, de cada 100 hogares de esta clase, 74 están formados por la jefa y los hijos y 26 por el jefe y sus hijos.
Generalmente, las mujeres asumen la jefatura por ausencia del cónyuge, debido a separaciones, divorcios o viudez.
Según las Estadísticas Demográficas del INEGI, en 2006, en la entidad se registraron poco más de 132 mil nacimientos. De ese total, en nueve de cada 100 la madre estaba soltera.
Datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2006 revelan que 28.8% (seis mil 247) de las madres solteras han sido violentadas por su pareja.

SIEMPRE RESPONSABLE DE SUS HIJOS
El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en Chiapas cuenta con los Centros de Asistencia Infantil Comunitario (CAIC) para apoyar a las jefas de familia trabajadoras con el cuidado de sus hijos.
Marlen Mastranzo Casarín, jefa del Departamento de Atención Infantil del DIF-Chiapas, explicó que estos centros brindan los servicios de guardería y preescolar para los hijos de las madres jefas de familia, de escasos recursos, que tienen la necesidad de trabajar y también la obligación de mantener y cuidar a sus niños.
El objetivo es aperturar un CAIC en cada uno de los 118 municipios de la entidad. Hasta la fecha están ya funcionando 69 centros, en los cuales un equipo de educadoras, sicólogas y nutriólogas atiende a mil 178 niños de unas mil 100 mamás.
Con base en el estudio socioeconómico que realiza el DIF a las madres inscritas en los centros, se desprende que un 50 por ciento de ellas son jefas de familia solteras. De la misma manera, se ha detectado que jóvenes de entre 15 y 17 años ya son madres.
En un dato más revelador se tiene que de las casi mil 100 mamás que tienen a sus hijos en el CAIC, sólo hay cinco papás solteros.
Los 69 centros hasta hoy aperturados están dispersos por las nueve regiones del estado, lo que le permite al DIF tener un pulso económico de Chiapas. Muestra de ello es la variedad de trabajos formales e informales que realizan las mujeres inscritas: lavar ropa, cortar caña, vender en el mercado, cultivar, bordar, trabajar en tortillerías, en refinerías de Pemex, como enfermeras, meseras.
“La mujer siempre se hace responsable de sus hijos, siempre se echa al hombro el enorme compromiso de sacar adelante la familia, ve la manera, no se pregunta si quiere o puede, no, es que va a poder. Y con este programa las apoyamos en el cuidado de sus hijos; están más que satisfechas de que pueden salir a trabajar tranquilamente y a las cuatro de la tarde que sale su niño ya está comido, bañado, arreglado. Ya les quitamos esa preocupación. Es como descargarle un trabajo. Procuramos hacerle la vida más fácil”.
Y sobre su condición de ser jefas de familia solteras, “no es una cuestión que les quite el sueño, para ellas la cuestión es qué va a comer, qué va a vestir, cómo está mi hijo”, puntualizó la funcionaria del DIF-Chiapas.

LAS MADRES SOLTERAS TIENEN DERECHOS
De cada 10 denuncias que se presentan en la Fiscalía Especializada en Protección a los Derechos de las Mujeres, tres están relacionadas con madres solteras. La mayor incidencia es el desconocimiento de sus derechos.
La titular de la Fiscalía dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Alma Rosa Cariño Pozo, detalló que las mujeres que asisten a esta instancia y que son madres solteras es porque sus hijos sí fueron reconocidos por el hombre.
Expuso que la concubina tiene derechos y que los hijos reconocidos por la pareja tienen los mismos derechos que aquéllos que se procrean dentro del matrimonio.
Mencionó que los derechos de la concubina son, primeramente, que la respeten, pero sobre todo tiene derecho a heredar y a gozar de bienes, siempre y cuando tenga dos años de vivir constantemente con el hombre, pero éste debe ser soltero, “no debe ser casado para no caer en una dualidad de que ya tenía un hogar y ahora está en otro”.
Si un hombre soltero vive en concubinato o en unión libre con su pareja y procrean hijos, éstos tienen derecho a que el papá los reconozca y herede como a cualquier hijo que nace dentro del matrimonio.
Cariño Pozo mencionó que la Fiscalía a su cargo brinda asesoría porque muchas veces las mujeres creen que por ser concubinas no tienen ningún derecho, creen que tienen que callar por no estar casadas, “pero eso no es ningún impedimento, al contrario, una mujer tiene su condición de mujer, no la adquiere por estar casada con alguien, sino es un derecho propio, indivisible.
“Son mujeres que en la mayoría de los casos están inseguras, porque no te hablan del esposo, de mi marido, te hablan de mi pareja o el papá de mi hijo, como que la seguridad jurídica que da el matrimonio, ellas no lo tienen”. Sin embargo, cuando se dan cuenta que sí tienen derechos, ya se atreven a denunciar, la mayoría de las veces por el derecho a alimentos de sus hijos.
Pero también si el concubino la agrede física o sicológicamente, se produce una denuncia de violencia familiar, y no importa si está casada o no, sí procede una demanda en contra del señor.
La Fiscal Especializada precisó que para aquellas madres solteras que reconocieron con sus mismos apellidos al hijo, ahí no hay nada qué hacer, porque no hay a quien exigir.

NO ES FÁCIL SER MADRE SOLTERA
Bárbara Zucker es una joven madre soltera, de 27 años de edad. Originaria de Argentina, a los cuatro años llega a nuestro país traída por su madre, quien vio en México nuevas oportunidades de vida; y a los siete años su residencia se traslada a la capital de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, donde vivía la pareja de su madre, en ese entonces.
A los 23 años de edad, Bárbara se convirtió en madre. Su embarazo fue difícil, pues lo vivió sola.
“Mantuve una relación de casi un año con el papá de mi hijo, terminamos y me entero que estoy embarazada, pero nuestra relación ya no tenía solución porque teníamos muchas diferencias. No fue una decisión muy fácil de tomar el hecho de tener un hijo, tenía mis dudas, estaba sola, mi mamá no estaba, se había ido a Argentina, la verdad no sabía qué hacer, no sabía qué decisión tomar, realmente estaba entre tenerlo y no, pero decidí tenerlo, lo analicé, amistades también me orientaban y me decían que lo tuviera porque podía ser una luz, una buena solución”.
A pesar de estar ya distanciados, quien fuera la pareja de Bárbara sí quería tener al bebé, no a lado de ella, pero sí haciéndose responsable.
Por cuestiones legales, Bárbara registró a su hijo sólo con sus apellidos, pues al existir la posibilidad de regresar a Argentina, “es más fácil llevármelo”.
El papá de Nicolás no se ha desentendido de su responsabilidad. “Me da algo de dinero, me apoya económicamente, no me puedo tampoco poner a exigir, por lo del nombre, que eso para él no es ningún impedimento. Para la vida que tenemos ahorita, como está la economía, no es suficiente (lo que me da), más cuando trabajas y que la escuela, la guardería. Mi trabajo es complicado en cuanto a horarios; una escuela de gobierno no te saca del apuro por el horario que manejan, en cambio si fuera una escuela privada, pues sí tienes chance de que te cubra cierto horario extra”.
Además, el papá convive con Nicolás tres días a la semana. “Es un acuerdo entre nosotros, nada legal”. Pero “la convivencia, nunca es suficiente… Siento que sí es muy importante la figura paterna (...) en mi hijo varón, no tiene una vida estable realmente, sicológicamente no está estable, sí es un poco inquieto porque le hace falta su familia completa. Todos nacimos de padre y madre, entonces sí, a veces es un poco complicado.
“Pero sí, tanto soy buena con él como también soy fuerte, o sea soy la parte de la disciplina. Sí es complicado porque es asumir los dos roles, y tres, porque también sigo siendo hija porque vivo con mi mamá. Entonces realmente no es fácil ser madre soltera”.
En el aspecto laboral “sí hay obstáculos porque si quisieras desarrollarte más a fondo, necesitas más tiempo para dedicarte y yo no he podido porque tengo que cuidar a mi hijo”.
“En alguna ocasión, cuando empecé a trabajar, se me enfermó de varicela y tenía que ir por él a la guardería, y mi jefe se molestó y llegó a decir: ‘por eso no me gusta contratar a mujeres con hijos o madres solteras’, porque según no rinden al 100 por ciento. Y sí es cierto, pero qué culpa tenemos, digo, quizá las autoridades deberían implementar otros horarios en las guarderías para las madres que trabajamos en la tarde, porque no siempre está la abuelita u otra persona disponible para cuidar”.
A veces tienes que mentir. “Me pasó que salí a buscar trabajo y me dijeron ‘no digas que eres madre porque no te van a aceptar’, fui a una entrevista y me pregunta la persona si tenía hijos y como se las olía le dije que sí, me dijo que por qué no lo había puesto en el curriculum, pues le respondí que porque me habían dicho que luego no contratan. Me dijo: ‘nunca mientas, siéntete orgullosa de ser madre y si eres soltera más’, y le dije que no sabía qué hacer pues realmente necesitaba el trabajo. Al final ni me lo dieron”.
En lo sentimental, “igual y cuando conoces a un chavo y ya sabe que eres mamá, pues a lo mejor como que lo ven más fácil, me refiero a que puedan llegar a cumplir su objetivo y su objetivo es tener relacione sexuales, realmente se les hace más fácil, entonces sí de pronto pues te empiezan a tirar alguna que otra indirecta, pero no se trata de eso; o también que te den la vuelta, te dan la espalda, y realmente se pierden la oportunidad de conocer a una buena persona, no porque tenga uno hijos quiere decir que se te acabó el mundo... A lo mejor no se atreven porque piensan que esa persona está buscando un papá para su hijo, que de alguna forma pues sí, obviamente estás viendo cómo está el panorama y cuál puede ser la persona ideal que pueda estar contigo y también quiera estar con tu hijo; no que sea el padre, porque ya tiene, pero sí que conviva”.
A nivel personal, “cuando tengo mis días libres, con mi hijo, aunque también quisiera salir con mis amigos pero no se puede. En ocasiones me lo he llevado y realmente uno no lo disfruta, son esas cosas a las que se enfrenta una madre”.
Pero “mi hijo me ha dado bastante fuerza, si no fuera por él no habría hecho lo que hasta ahora, me ha dado bastante fortaleza en salir adelante como persona, como profesional incluso, o sea, no doy mi brazo a torcer, no me conformo con cualquier trabajo”.
“No ha sido fácil el camino y más el hecho de que como soy extranjera, también me he encontrado con ese obstáculo. Tal vez no el obstáculo de ser madre, sino porque no soy de aquí.
“En Chiapas la sociedad ya se ha abierto bastante, aunque aquí es bastante conservadora, familiar, pero ya a la vuelta de la esquina hay alguna chavita ya embarazada y que seguramente está soltera, seguramente el chavo la dejó embarazada. Mejor dicho, también la chava no se cuidó, no es que la haya dejado embarazada, es que también no se cuida”.
“No creo que tenga más mérito una madre soltera que aquélla que tiene una pareja a su lado, pues finalmente ésta también está echándole muchas ganas con tal de que no la dejen, se está aventando el paquete de mantener su matrimonio. Hay muchas separaciones últimamente, yo creo que ya es normal ser madre soltera, porque a veces te haces soltera porque te divorcias, entonces tanto es padre soltero como madre soltera”.
“Es complicado, yo creo que todas como madres, nada más por el hecho de concebir, ya es un gran mérito, porque solamente las mujeres tenemos esa capacidad de luchar por nuestro hijo, por nuestra manada”.

ES LA HISTORIA ENTRE MI HIJO Y YO
Fue hace cuatro años cuando “Victoria” tomó la decisión de tener a su hijo y convertirse en madre soltera.
Por tres años y medio mantuvo una relación semiestable, sin vivir en unión libre ni casada. A pesar de usar un método anticonceptivo quedó embarazada, se lo dijo a su pareja, quien “en ese momento creo que sintió miedo” y eso hizo que su primera reacción fuera rechazar la situación. “En su momento me hizo saber que lo mejor era no tenerlo, y también pasó por mi cabeza el no llegar a ser mamá”.
Sin embargo, bastó el apoyo de una sola persona para que “Victoria” decidiera tener a su hijo, con todas las consecuencias que vendrían al saber que iba a ser mamá soltera. “Te enfrentas a una sociedad que de una u otra manera lo ve mal o te dan otro tipo de calificativos al quedar embarazada pero soltera, a mis papás por lo consiguiente no les pareció. Pero yo la verdad me ilusioné mucho, decidí que iba a tener al niño y asumí la responsabilidad como debe de ser.
“He aprendido muchísimo, me hizo una mujer más segura, más dura, más aguantadora. Trabajaba con hombres y pues yo era una persona que tenía buen físico, hacía ejercicio, luego te ven gordita, embarazada, entonces como que hay cierta discriminación en su momento, pero poco a poco les fui compartiendo lo del niño, los hice partícipes de mi embarazo, del nacimiento de mi hijo”.
Cuando “Ángel” nació, el papá no se enteró, “porque fui muy radical, yo siempre he dicho que las cosas están o no, o son blanco o negro, para mí no hay término medio. Yo le hice de su conocimiento, me dijo que no, entonces decidí sacarlo (de nuestras vidas), iba a ser una cuestión entre mi hijo y yo, porque nada más es la historia entre él y yo. El papá queda a un lado.
“El niño hasta ahorita no sabe quién es su papá biológico. Sin embargo tiene la figura paterna, que es indispensable para todo niño. El papá hasta hace poco se enteró, pero así que tenga el acercamiento, no, para nada. El niño está registrado con mis apellidos.
“Tenía muy claro que debía ponerle a mi hijo una figura paterna y en su momento se lo puse a consideración a mi papá. El niño y él hicieron buena química, y para el niño él es su papá y para mi papá él es su hijo, y él tiene todos los derechos como los tengo yo. El niño tiene bien identificado el papel de un papá, el rigor de un papá también.
“Va a llegar un momento que ‘Ángel´ me va a preguntar quién es su papá biológico, y en su momento yo le voy a contar su historia, pero ahorita yo he preguntado tanto con un sacerdote como con el sicólogo, y no es conveniente, si el niño está feliz así para qué desestabilizarlo emocionalmente. Es un niño muy seguro para no tener un papá biológico presente. En su momento, cuando me lo pregunte, ya platicaremos, e igual se da el acercamiento con el papá biológico.
“En mi trabajo soy muy entregada, muy responsable y comprometida, desde que era bebé a ‘Ángel’ lo involucré, cuando me iba de comisión viajaba con él; además tengo el apoyo de mi familia, me respaldan mucho con la crianza, con la formación del niño. En mi trabajo ha sido parte de mi filosofía no meter como pretexto que soy madre soltera, he estado fuera de mi casa dos meses, le dejo el niño a mis papás y ellos saben que pueden disponer todo en relación a mi hijo.
A sus cuatro años, “Ángel” asiste al jardín de niños, una muchacha va por él y lo atiende mientras “Victoria” sale del trabajo. Cuando sale de viaje por motivos de trabajo, son sus padres quienes cuidan al pequeño.
A sus 34 años de edad, “Victoria” asegura que no ha sido complicado ni difícil ser madre soltera, “pero con uno, yo siempre he dicho, fue un descubrimiento el ser mamá, ni un error ni un tropiezo, fue un descubrimiento, ya dos sería una estupidez, porque es caer en el mismo hoyo, no, yo caí, descubrí y me involucré, pero hasta ahí nada más.
“Creo que antes era más señalado el ser madre soltera, ahora no, como ya hay más mujeres que son madres solteras, y estoy en desacuerdo con quienes se ponen el papel de víctima. Yo estoy consciente de lo que hice, estoy contenta.
“Me siento bien así, estoy contenta, no me falta nada. He vivido mucho tiempo sola, desde niña me dejaron mucho tiempo sola, entonces me disfruto sola, he sabido hacer las cosas por mí, no dependo, sí que de repente necesitas un foco y ya vemos cómo le hacemos para ponerlo o mover ciertas cosas”.
“Victoria” vivió una de las peores experiencias que puede pasar una madre, ya no digamos soltera, sino una madre en sí. En septiembre del año pasado, “Ángel” fue víctima de violación dentro de un jardín de niños, fue agredido por otro niño de su misma edad.
“Yo estaba fuera y mi hermana fue quien lo llevó al seguro social, le hacen el diagnóstico, probable violación decía, de ahí lo canalizan al Ministerio Público, fue todo un peregrinar por las instancias, se levantó la denuncia, al niño le hicieron los estudios, narró lo que le pasó. Sin embargo, no pasó nada, porque como me dijo en su momento la titular de la dependencia, a un niño menor no se le puede mandar a la cárcel; el jardín tampoco se acercó a nosotros; busqué por otros medios que a mi hijo lo cambiaran de jardín.
“Esta situación me quebró bastante, llegó un momento en que decía que no iba a poder, el ver que mi hijo de ser un niño que no lloraba, lloraba, no sabía por qué estaba irritado, quería ir al kínder y yo no lo quería mandar. Aprendí bastante, de esa experiencia lo que saco es que la única que tenía que hacer las cosas y tomar la decisión, era yo, por el bienestar de mi hijo. Ese trago amargo ya pasó, dejé en paz la denuncia, no la ratifiqué, porque es volver a llevar a mi hijo y a él lo alteró mucho el estar llegando a la Procuraduría. El tiempo lo cura todo”.
No obstante, con esto que le pasó al niño “me entró mas desconfianza involucrarme ya formal con una pareja, porque digo, yo regaño a mi hijo, pero sé por qué, siempre he dicho que cuando una mujer se enamora se va de frente y ahorita yo tengo que ver por la formación y estabilidad de mi hijo. Ahorita estoy bien yo y está bien él. Sí salgo, convivo, tengo pretendientes, pero no quiero tener la responsabilidad de una pareja, porque sería ya compartirme, en la formación del niño y en la atención de tener una pareja. Entonces no, le estoy apostando a que mi hijo esté bien.“Quiero formar un ser humano con principios, con valores, que trabaje, que estudie. Es un niño al que respeto su espacio y sus decisiones. El día de mañana él dirá si hice bien o hice mal, pero estoy segura que estoy haciendo bien las cosas”.